Tras el final de la Segunda guerra mundial, uno de los objetivos de EE.UU. era la libertad de comercio, por lo que antes de finalizar el conflicto, EE.UU. intentó poner en marcha un nuevo sistema monetario y un nuevo sistema internacional de pagos. Para ello, se celebró en 1944 una reunión en Bretton Woods, cuyos acuerdos constituyeron el eje del sistema monetario mundial hasta la suspensión del cambio oro del dólar en 1971.
En dicha reunión, participaron 44 países. Entre los participantes destacaban los países del bloque comunista, conducido por la Unión Soviética (aunque ésta no se adhirió a los organismos que allí se crearon), China, las naciones de Europa, EE.UU., y algunos países de América Latina.
Este sistema estaba liderado por EE.UU. y era un sistema institucionalizado, es decir que preveía unas normas y unos comportamientos obligatorios para todos los estados.
Los acuerdos obtenidos en la conferencia, respondieron a tres fundamentos básicos:
-Consagración del dólar americano como única moneda convertible en oro y como una divisa internacional. Esta medida suponía la adopción del Gold Exchange Standard, el cual permitía que el sistema monetario de un país pudiera tener como reservas, oro o divisas convertibles en oro. En el sistema de Bretton Woods, el dólar pasaba a ser la única moneda convertible en oro, por lo que las monedas cotizaban respecto al dólar y no respecto al oro. Esto hacia que su valor a largo plazo, su tasa de cambio, dependiera de la cantidad de oro que cada país tenía almacenada en la Reserva Federal Estadounidense.
-Adopción de tasas de cambio fijas entre las diferentes monedas. El objetivo de este principio era establecer la confianza en cada una de las monedas para conseguir la reorganización del comercio y del sistema de pagos internacional.
- Establecimientos de mecanismos de cooperación monetaria. En un mundo donde los países a penas disponían de divisas era necesario poner en marcha unos sistemas de cooperación eficaces. Por lo que se creó, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (BIRD) o Banco Mundial.
Los objetivos del FMI eran velar por el mantenimiento del sistema de cambios fijos y facilitar los pagos internacionales mediante préstamos a estados sin las suficientes divisas para equiparar sus balanzas de pagos. Cada país depositaba una cuota en el FMI, una cuarta parte en oro y el resto en moneda propia. La cuota de cada país se calculaba a través de su PNB, además de la importancia y el signo de su comercio internacional. Los países con déficit en la balanza de pagos podían obtener divisas a cambio de moneda propia.
La función del BIRD era conceder préstamos a largo plazo a los países pobres, principalmente para la construcción de infraestructuras u otros proyectos de desarrollo.
El sistema de Bretton Woods también aportó una tercera institución: la Organización de Comercio Internacional (ITO, International Trade Organization), cuyo objetivo era la eliminación de los obstáculos al comercio. Esta institución no fue efectiva a causa de la oposición de EE.UU. que la consideraba vinculante.
Como consecuencia de esto, solo funcionó el acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT, General Accord on Tariffs and Trade) un acuerdo multilateral diseñado para proveer un marco regulatorio y un fórum para negociar reducciones arancelarias al comercio entre naciones. Este acuerdo impulsó una cierta liberalización de los intercambios a través de diferentes vigilancias generales de tarifas para determinados productos. Representó un buen modelo del clima internacional radicalmente diferente al del periodo de entreguerras y, al mismo tiempo, de las dificultades para liberalizar el comercio. Aunque no logró todos sus objetivos, los avances en la disminución de las trabas comerciales permitieron en 1994 su sustitución por la Organización Mundial del Comercio (OMC, World Trade Organization).
Pero este sistema no consiguió un gran éxito, debido a que los problemas mundiales de la Posguerra, en especial, los europeos, eran demasiados graves para resolverse solamente con los instrumentos del Bretton Woods. Además este sistema no fue de larga duración ni fácil de implantar, de hecho no acabó de funcionar hasta 1958, cuando los países europeos hicieron que sus monedas fuesen completamente convertibles. El problema era que el patrón dólar-oro no era neutral, como las reservas de los otros países, estaban formadas por oro y por dólares, EE.UU. podía hacer frente a un déficit de pagos igual a la demanda de dólares por parte de los bancos de los otros países. EE.UU. podía restringir o aumentar la circulación de dólares en los mercados internacionales, lo que situaba sus finanzas en una situación favorable, es decir, podía pagar emitiendo billetes que el resto del mundo aceptaba como medio de pago y moneda de reserva.
Desde mediados de los años 1960, las tensiones en el sistema financiero mundial eran cada vez mayores. El valor oficial del dólar respecto al oro no representaba la capacidad real de compra de la divisa norteamericana y no había mucha confianza en que pudiera representar en el futuro. Otras monedas como el marco alemán estaban mejor ajustadas a su valor real y ofrecían más perspectivas de seguridad.
En los primeros meses de 1971, una creciente conversión de dólares en marcos obligó a Alemania a dejar que el marco cotizara al alza (elevación). La situación se volvió contra el dólar y la Reserva Federal tuvo que hacer frente a fuertes demandas. Había varias opciones: o se revaluaban las otras monedas occidentales, o se devaluaba el dólar, o se rompía la convertibilidad dólar-oro y se dejaba que el mercado determinara el valor de todas las monedas. La última alternativa fue la adoptada por el presidente Nixon en 1971 ya que si hubiera elegido la devaluación se habría mantenido el sistema Bretton Woods y habría dado lugar a una pérdida de ahorros del pueblo estadounidense.
A pesar de un acuerdo inicial para mantener las principales monedas en una relación prácticamente estable, el empeoramiento de la situación del dólar en 1973, dió lugar a que los distintos países decidieran dejar de fluctuar libremente sus monedas, dando lugar al fin del sistema Bretton Woods.
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