"Cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender." Charles Dickens

jueves, 9 de enero de 2014

El milagro japonés

Se denomina "milagro japonés" al crecimiento económico vivido por dicho país desde los años 1960 hasta los años 1980.

La situación de Japón tras la segunda guerra mundial era mucho peor que la de Alemania: además de ser un país empobrecido y en el que casi la mitad de la población estaba dedicada al sector agrario; había perdido los territorios coloniales de Taiwán, Corea y Manchuria, en los cuales había invertido mucho capital. Por otro lado, la marina mercante, había desaparecido y las exportaciones se habían reducido al 8 % de los niveles alcanzados antes de la guerra.

La derrota dio lugar al regreso de 6 millones de refugiados a un país que había sido superpoblado tradicionalmente y que mantenía unas altas tasas de natalidad (34.3 %) y unas tasas de mortalidad, cercanas al 10%, lo que daba lugar a un incremento de la población.

En cuanto a la producción agrícola japonesa, sufrió un fuerte descenso, puesto que el consumo per cápita se redujo a 200 gramos diarios aproximadamente, lo que se tradujo a una subida de los precios. Por otro lado, la producción industrial solo suponía el 20% de la media de 1939-1944, aunque la mayor parte de dicho producción era militar y por lo tanto ineficaz para el progreso del país.

Hasta 1953 Japón no recuperó el PIB anterior a la guerra. Sin embargo, más adelante tuvo durante la época dorada las mayores tasas mundiales de crecimiento, cercanas al 8.5% anual.

Los pilares del crecimiento económico japonés fueron:

La reforma de las estructuras políticas y económicas japonesas y el conflicto de Corea, inclinaron a los EE.UU. a apoyar la recuperación económica japonesa, al igual que hizo con Alemania. Los dirigentes políticos, empresariales y sindicales percibieron pronto las ventajas de participar decididamente en la expansión del comercio mundial. Su participación inicial consistió en la exportación de productos intensivos en trabajo relativamente barato.

Las reformas políticas transformaron a Japón en una democracia de tipo occidental, con el mantenimiento del emperador como figura meramente simbólica. Las trasformaciones económicas, comenzaron con una reforma agrícola, cuya finalidad consistía en castigar y neutralizar a las clases propietarias rurales y consolidar explotaciones familiares sostenibles. Otras de las reformas económicas fue la imposición del liberalismo clásico.
Se facilitó la recuperación de la industria básica a través de créditos concedidos por el Banco de Japón, aunque dio lugar a una altísima inflación, haciendo que el yen pasara de 4 por dólar antes de la guerra a 360 en 1952.

Las reformas también abarcaron al mundo de la empresa, permitiendo la mejora de los obreros (reconocimiento de los sindicatos, derecho a huelga y de negociación colectiva, vacaciones pagadas, regulación del despido) y la separación de las grandes corporaciones (los zaibatsu) que dominaban el sistema bancario y la industria pesada.

Un cambio importante, fue la disolución del ejército japonés, que permitía eliminar un gasto importante y dedicar el dinero ahorrado a inversiones productivas.

Otro de los aspectos favorables para este país fue la Guerra de Corea (1950-1952), Japón se convirtió en aliado de los surcoreanos y su territorio en base inestimable de operaciones para los estadounidenses.
La guerra dio lugar a una enorme demanda de bienes y servicios, añadida a la que ya suponían los gastos de las tropas de ocupación.

Se produjo una abundancia de los actores clásicos de producción, capital y trabajo.

La economía japonesa funcionaba a través de una estrecha conexión entre los grandes zaibatsu y el Ministerio de Comercio Exterior e Industria, que se traducía a una colaboración entre el gobierno y las grandes empresas con la finalidad de favorecer las inversiones en los mejores sectores empresariales.

El control del gobierno sobre el comercio exterior y sobre los movimientos de capitales fue estricto hasta principios de los años sesenta. Más tarde, se produjo una rápida apertura que permitió a Japón a entrar a formas parte del FMI (1962) y de la OCDE (1964).

En la década de los sesenta se reforzó el yen y se dejó de importar tecnología, por lo que las reservas de divisas crecieron rápidamente.

Todo ello explica el ascenso de Japón a superpotencia mundial y la constante expansión de su economía.

Actualmente, la economía de Japón es la tercera mayor a nivel mundial, tras los Estados Unidos y China. La cooperación entre el gobierno y las industrias, la costumbre japonesa del trabajo duro y el dominio de la tecnología han llevado a Japón al éxito económico del que disfruta hoy en menos de medio siglo.


Españoles en el extranjero

España ha sido sometida a importantes movimientos migratorios durante largos años. 

Las sucesivas invasiones desde oriente y las procedentes del norte de África supusieron la llegada de nuevos pobladores hasta la Edad Media.
Con la expulsión de los judíos (1492), la de los moriscos (1609) y la colonización de América, se produjo un cambio de tendencia; a partir de este momento serán los movimientos de salida los que han condicionado de forma predominante la evolución de la población española.

Estatua dedicada al emigrante
(Provincia de Granada).

La independencia de los países americanos en el siglo XIX no significó la interrupción de los procesos emigratorios hacia ellos. En ese siglo se inició la Revolución Industrial en algunas regiones de España, y el cambio económico tuvo fuertes repercusiones sobre la población. Las ciudades se convirtieron en el centro de las actividades económicas, y en el campo empezó a sobrar mano de obra ante los cambios en los sistemas de cultivo y la mecanización de ciertas labores, por lo que los campesinos de las zonas rurales con escasos recursos y sobrepobladas empezó a abandonar sus lugares de origen, trasladándose a otras regiones de España o fuera de España. 

La mayoría de ellos se dirigieron a los países americanos principalmente a Cuba, México, Argentina y Uruguay. Estos flujos se mantuvieron con fuerza hasta la mitad del siglo XX aproximadamente.

A finales del siglo XIX se produjo una importante migración hacia Magreb, sobre todo hacia la actual Argelia; estos emigrantes salían principalmente de las provincias de Alicante, Muria y Almería.

Estatua dedicada a la emigración en Vigo.
Tras la Guerra Civil, los movimientos migratorios hacia las zonas urbanas no se detuvieron, pero al inicio del desarrollo económico a partir de los años cincuenta se produjo de nuevo una oleada de abandono de las zonas rurales. Pero ya no se dirigieron hacia el continente americano, sino que los nuevos países de acogida fueron los europeos, siendo Francia, Alemania, Suiza, Bélgica, Países Bajos y el Reino Unido los principales destinos de los españoles. 

Aproximadamente de desplazaron a estos países mas de dos millones de españoles (un millón de forma legal y más de un millón ilegal) entre 1959 y 1973.

A partir de 1973 y en principio motivada por la crisis del petróleo de ese mismo año, los movimientos de salida se interrumpieron. Por el contrario muchos españoles volvieron a su lugar de origen dado el empobrecimiento de la situación económica de estos. Por lo que la emigración paso a ser cosa del pasado.

Tras la entrada de España en la Unión Europea destacó un nuevo tipo de emigración, las llamadas migraciones golondrinas, es decir el desplazamiento temporal de las personas para trabajar en las campañas agrícolas en los lugares de destino.

Fuente: Periódico digital "Expansión"
Hoy en día, y como consecuencia de la actual crisis económica, el fenómeno de la emigración ha vuelto de nuevo a aparecer, siendo principalmente los jóvenes entre 30 y 34 años, los que emigran ante la falta de oferta laboral (Alrededor 300.000 jóvenes españoles formados han abandonado el país desde 2008  hasta el 2011). Los países preferentes para los españoles son Alemania y Reino Unido principalmente.

España está perdiendo población, los inmigrantes han dejado de venir de forma generalizada y cada vez son más los que se van, tanto extranjeros como españoles.

 El número de habitantes disminuyó en 118.238 personas durante la primera mitad de 2013 y, a 1 de julio de este año, se sitúa en 46.609.652 habitantes.

Desde 2010 la emigración española a otros países de la UE ha crecido a un ritmo más intenso que la de otros países del Sur de Europa también afectados por la crisis.

España ha pasado de ocupar el puesto 14º como emisor de emigrantes laborales al Reino Unido en 2010 al 2º en 2013, tan solo por detrás de Polonia.

El pasado diciembre, las estadísticas del INE, nos informaban que se habían ido de España durante el segundo semestre del 2013, 259.227 personas y habían venido 134.312. La diferencia entre uno y otro ofrece un saldo migratorio negativo: 124.915 habitantes menos para nuestros registros.

Las cifras del INE no confirmaron la existencia de una huida masiva de ciudadanos españoles. De los 259.227 que habían emigrado, 39.690 eran españoles (26.281 nacidos en España y 13.409 nacidos en el extranjero pero nacionalizados españoles) y 219.537, la gran mayoría, eran foráneos.

Fuente: Oficina de Estadísticas de Alemania.
Respecto a la emigración de los españoles, durante la primera mitad de 2013 aumentó el flujo en un 26,3% respecto al semestre anterior. 

Pero solo dos de cada tres españoles que emigran son nacidos en España, el resto se trata de inmigrantes que regresan a su país de origen con sus hijos nacidos en España y son mayoritariamente de Ecuador, Colombia, Venezuela y Argentina.

Las comunidades autónomas, por su parte, siguen perdiendo población. Sólo crece la población, y muy poco además, en Baleares, Canarias, Murcia y Ceuta.

Os dejo aquí testimonios de jóvenes recogidos por el periódico nacional “El Pais” que han tenido que salir de España para encontrar trabajo.

domingo, 5 de enero de 2014

¿Son todas las guerras iguales?

El término Guerra civil hace referencia según la Rae a la lucha que tienen entre si los habitantes de un mismo pueblo o nación. Con estas palabras podemos calificar a cualquier guerra civil, sin embargo no todas ellas son iguales.

En esta nueva entrada, vamos a hablar de una guerra civil de larga duración (1991-2002) ocurrida en un país del tercer mundo, como es Sierra leona.

En primer lugar, vamos a analizar las causas de dicha guerra:

Normalmente, en los países pobres las causas del conflicto son varias: 
-La renta baja: Según Paul Collier en su libro El club de la miseria, “un país de renta baja tiene un catorce por ciento de probabilidades de sufrir una guerra civil en un quinquenio cualquiera’’.
-El crecimiento lento, la dependencia de las materias primas, la pobreza del gobierno, los conflictos étnicos, la geografía…. 

En el caso de Sierra Leona, los diamantes y su tráfico ilegal, que sirvieron para financiar a la guerrilla del RUF, estuvieron en el epicentro del conflicto. La fuente de inestabilidad no residía en la rivalidad étnica como en otros países africanos, sino que surgía de su fuente principal de riqueza: los diamantes. A ello se le unía las cinco elecciones generales tenidas y los cinco golpes de estado sufridos desde su independencia. La mezcla de mal gobierno, la conculcación de los derechos humanos fundamentales, el despilfarro y la mala gestión económica y exclusión social, fueron en definitivas las causas de esta lucha.

En el desarrollo de la guerra podemos hacer referencia a ‘’los niños soldados’’. Una de las características de la guerra en Sierra Leona fue el continuo secuestro de niños y niñas para ser forzados a actuar como soldados. El reclutamiento forzoso se produjo tanto en los grupos rebeldes como en el ejército o en las milicias progubernamentales de la CDF. En este país donde el 50% de la población tenía menos de 18 años y la guerra duró más de diez, es difícil determinar el número exacto de niños que fueron utilizados como soldados.

La realidad de los "niños soldados" en Sierra Leona se caracteriza porque todos fueron secuestrados y obligados a convertirse en soldados. Es difícil, encontrar un niño que haya estado con los rebeldes y diga que se unió voluntariamente a ellos o que su familia le obligó, como en muchos otros países ha sucedido. 

Los niños secuestrados en Sierra Leona fueron utilizados como escudos humanos, "seguidores", esclavas sexuales y finalmente entrenados para ser soldados. También fueron usados normalmente como espías, infiltrándose en las ciudades y aldeas que se pretendía atacar, pasando información sobre el número de tropas enemigas, localizando las armas, elaborando listas de personas que se oponían a los rebeldes o descubriendo donde estaban escondidas las reservas de comida. Siguiendo su secuestro los niños eran forzados a transportar los frutos de los saqueos y la intendencia del grupo sobre sus cabezas. Los niños caminaban durante días en medio a la selva, casi sin comida, sirviendo a los que les habían secuestrado, durmiendo en el suelo. A los que no eran capaces de soportar este ritmo o intentaban escapar les esperaba la muerte. Para evitar fugas era normal que a los niños se les marcará en el pecho o en los brazos, a veces en las ingles (especialmente a las niñas), con cuchillas o cortes de cuchillo las siglas RUF, AFRC o SLA, según el grupo rebelde que los capturaba.

La vida era todavía más dura para las niñas. Su experiencia con los rebeldes solía empezar con la violación delante de todos. Niñas tan pequeñas como de diez años eran forzadas a mantener relaciones sexuales diarias con cualquiera que se lo demande. Por ello las niñas al ser liberadas presentaban traumas más profundos que los de niños, enfermedades y sufrían heridas internas bastante graves. Las más mayores solían quedar embarazadas. Aquí os dejo un testimonio sobre un niño soldado del periódico nacional ‘’El PAIS’’

En definitiva, las consecuencias de la lucha fueron varias: más de la mitad de la población se vio obligada a desplazarse. Entre 20.000 y 75.000 personas fueron asesinadas o mutiladas, además de ser hoy uno de los países más pobres de África. Como consecuencia de la pobreza que dejó la guerra, es importante destacar el alto índice de mortalidad que existe en el país: según Médicos Sin Fronteras los principales problemas de salud son la desnutrición, la malaria y enfermedades de transmisión sexual como el SIDA. Existen 170 000 habitantes infectados de HIV, a nivel mundial están posicionados en el número 38 y se estima que en el año 2001 murieron 11 000 personas a causa de esta enfermedad.

El informe 2003 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre esta grave situación y señaló que un niño nacido en Sierra Leona tiene un riesgo 100 veces mayor de morir en sus primeros años que los nacidos en Islandia o Singapur.